martes, mayo 24

FEDERICO ESCÓBAR, AYER Y HOY

FEDERICO ESCÓBAR, AYER Y HOY
Por: Alfredo J. Zaconeta Torrico
En las páginas de la historia podemos encontrar diversos nombres, de personajes ligados a la dirigencia sindical minera entre ellos, Cesar Lora, Isaac Camacho, Irineo Pimentel, Simón Reyes, Juan Lechín y en este recuento resalta un nombre que fue inspiración para muchas generaciones de dirigentes mineros, nos referimos a Federico Escóbar Zapata, más conocido como “Macho Moreno”.

Oriundo de la ciudad de Oruro, nació en 1924, hijo de Francisco Eleuterio Escóbar, obrero del ferrocarril y Nieves Zapata. Sus estudios primarios los realizó en el distrito minero de Machacamarca, continuando sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Simón Bolívar de Oruro.

Comenzó a trabajar como minero a sus 17 años, más propiamente en 1941, en la mina de Siglo XX, ocupando diferentes cargos, desde timbrero, carrero, chasquiri, perforista enmaderador, almacenero, ayudante secretario, llegando a secretario. Trabajo también en el ingenio Machacamarca, Colquiri, Huanuni, regresando a Siglo XX en 1952, acogiéndose al Decreto  de reocupación que establecía que todos los retirados por asuntos sociales y políticos podían retornar a las empresas de donde fueron despedidos.

A lo largo de su vida, Federico Escobar Zapata, sufrió en carne propia las represiones, encarcelamientos, exilios, torturas y confinamientos, gestadas por los gobiernos del MNR y los de facto que se instalaron en el país desde 1964 con el Gral. René Barrientos Ortuño, por su actividad integra dedicada al sindicato, los trabajadores mineros y la lucha contra la injusticia social. Una de ellas el 25 de mayo de 1965, cuando tras la promulgación del DL 07188 dispone el reordenamiento administrativo en la Comibol, René Barrientos ordena la eliminación física de Escobar. Este es alertado y con la ayuda del padre, OMI Gregorio Iriarte, logra salir del país de forma clandestina rumbo a Chile.

Como militante del Partido Comunista de Bolivia (PCB), Federico fue un acérrimo crítico a la política económica aplicada por el MNR, a quienes sin miedo alguno, acusaba de haber traicionado las banderas de abril de 1952, con la aplicación del Plan Triangular, el sistema de mayo y la defensa del fuero sindical. Federico declaraba abiertamente su militancia en el PCB señalando así: “Yo soy miembro del PCB y dentro de la labor sindical trabajo por mis hermanos de clase con un alto sentido democrático “. Desde esta su militancia, también fue crítico al Comité Central de su partido, acusando de traidores a Kolle-Monje y Otero, como portavoces del MNR al interior del Partido Comunista, hecho por el cual intentaron expulsarlo del PCB.

Federico Escobar Zapata, con un alto sentido humano y patriótico definía a los campamentos mineros como: “…campos de concentración, en los que se amasan fortunas para engrosar más el capital del imperialismo norteamericano y la burguesía nacional financiera”.

Con el régimen de René Barrientos –un anticomunista abiertamente identificado y comprometido con los intereses de los Estados Unidos, la vida de este glorioso dirigente se vio plagado nuevamente de acusaciones y persecuciones. Tras su exilio y apresamiento, en junio de 1966, Federico retorna al distrito minero de Siglo XX, donde continúa su trabajo como dirigente minero, convocando a la abstención para participar en las elecciones nacionales que debían realizarse en julio del mismo año, elecciones que gano Barrientos junto a Adolfo Siles Salinas, gracias al fraude que Escobar Zapata denunció con anterioridad.

Barrientos encontraba en Federico Escobar Zapata, una piedra en su camino, piedra de la cual quería deshacerse a cualquier preció, sin desaprovechar ninguna oportunidad. Un fatídico accidente de tránsito acaecido a su retorno de Uncía  a Llallagua, dejo como saldo para el dirigente minero, una fractura en el brazo, codo y clavícula, por lo cual fue enyesado en el hospital de Catavi. Después de estar enyesado varios meses, se dirige a la ciudad de La Paz para hacer una interconsulta, donde se concluye en el diagnostico que estaba mal enyesado y había que operar. Se produjeron dos cirugías, ambas en la Clínica Socorro Médico; la primera a fines de octubre de 1966, de la que sale airoso y es dado de alta.

El 7 de noviembre de 1966 es intervenido por segunda vez, donde fallece. El certificado de defunción firmado por el Dr. Luis H. Duchen, certifica que la muerte fue a causa de una “descortización cerebral por apnea prolongada”; sin embargo nos animamos a aseverar que Barrientos no desperdició esta oportunidad, para aplicar obedientemente las ordenes de la Embajada Americana.

Coincidiendo con el aniversario de la revolución bolchevique de Rusia, Federico Escobar Zapata, muere el 7 de noviembre. Ese infausto día dejó de latir el corazón más grande y dejo de pensar el cerebro más avanzado de su época. Paralelamente en el trópico boliviano, Ñancahuazu, un grupo de combatientes al mando de Ernesto “Che” Guevara alistaban la resistencia del régimen Barrientista, a la política imperialista de EUA pensando que otra Bolivia podía ser posible.

Federico Escobara Zapata, el Macho Moreno, se hizo marxista leninista, porque encontró en ella, la ciencia de las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad, la ciencia de la lucha de clases en el sentido económico, político, ideológico y militar, la ciencia y el arte de la toma del poder por la violencia revolucionaria, la ciencia de la revolución socialista, la ciencia de la construcción de la sociedad socialista y comunista.

Escobar Zapata, fue el primero en darse cuenta sobre el papel de los sindicatos obreros, bajo las nuevas condiciones históricas del imperialismo, donde los sindicatos clasistas ya no se limitan simplemente a luchar por el pan, el techo y el vestido, sino que son valiosos instrumentos de la lucha por la liberación nacional y social. Con su legado, nos enseña que si el proletariado no cuenta con dirigentes honestos, capaces y probados, es imposible que cumpla su papel de combatiente de vanguardia.

Por eso y más, concluimos calificando a Federico Escobar Zapata como “HIJO DE LA CLASE OBRERA”, vida y acción que debería ser tomada en cuenta por la actual dirigencia sindical –y no solo minera, una nueva generación obrera que no conoce sino los rasgos generales de la vida y personalidad de Federico, frente a una coyuntura que exige de un rol acertado ante los desafíos actuales.

Es periodista

martes, mayo 3

SINDICALISMO SIN NORTE

SINDICALISMO SIN NORTE
Por: Alfredo J. Zaconeta Torrico

El 12 de mayo de 1986 en Oruro se verificó el XXI Congreso Ordinario de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, sería el último que aglutinaría activamente a los sindicatos de la minería nacionalizada (COMIBOL), en ello radica su valor histórico; luego de este evento, se aplicaría con rigidez el DS 21060. Este congreso se constituyó entonces, la última oportunidad de salvar a  la minería estatal, aquella que había nacido el 31 de octubre de 1952 tras la llamada “Nacionalización de las Minas”.

Enérgicas fueron las posiciones de los representantes asistentes a este congreso: “…aún con salarios de hambre estamos dispuestos a salvar la nacionalización de las minas…la rehabilitación de la minería estatal, son ya imposibles de plasmar sin la nacionalización de la minería mediana”, afirmaba el documento presentado por el Eje Nacional de Convergencia.

“El imperialismo es el autor directo para intentar liquidar Bolivia como nación, como país de productores…no hay que descansar hasta que SAPI y COMSUR sean revertidas al Estado, es decir a COMIBOL”,  aseguraba el documento político elaborado por el sindicato de Catavi. 

Pese a estas consignas, la “relocalización” de los más de veinte mil trabajadores mineros se vino encima, con ello el plan siniestro elaborado por el capitalismo para la COMIBOL, se cumplía a cabalidad: lapidaban a la minería estatal en el país.

Años después, la historia nos da la oportunidad de revocar esta catastrófica medida. Evo Morales propone hoy cumplir con lo que fuera la demanda del Sindicato Mixto de Trabajadores Mineros de Huanuni, la NACIONALIZACIÓN DE LAS MINAS, haciendo realidad la reactivación del aparato productivo minero; paradójicamente junto a este contexto nos encontramos frente a nuevas consignas de los sindicatos de trabajadores mineros pertenecientes a la empresa privada, consignas que rechazan esta posibilidad, a través de sus portavoces, asegurando que no están dispuestos a renunciar a la seguridad brindada por sus patrones (http://www.la-razon.com/version.php?ArticleId=128924&EditionId=2503I)

Extrañados por estas polémicas declaraciones, recurrimos a revisar el actual estatuto de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), institución que aglutina a los mineros asalariados del país, aquella que en otrora hizo frente a las múltiples asonadas golpistas registradas el siglo pasado y fuera el cimiento para la constitución de la Central Obrera Boliviana. El art. 4 De dicho Estatuto señala: “La FSTMB no acepta posiciones contrarias a los intereses de la clase obrera y a la liberación nacional y no renuncia a ningún medio de lucha o disposición legal que favorezca a sus afiliados”. Como podemos apreciar, el espíritu de  la FSTMB apuesta por el desarrollo de su clase y ésta por su liberación, posible con la nacionalización de las minas.

En nuestro análisis, añadimos el contenido del art. 5 referido a la Lucha Consecuente, donde indica: “la FSTMB lucha en forma tenaz por las reivindicaciones inmediatas y mediatas de los trabajadores mineros”. ¿Y es que acaso la nacionalización de las minas no fue una consigna de lucha y reivindicación después de la mal llamada “relocalización” implantada por el DS 21060?. Empero hoy la dirigencia sindical “privada”, se contrapone a esta lucha. La dirigencia ha perdido la brújula cuando abiertamente se oponen a la posibilidad de nacionalizar las minas, que hasta 1985 pertenecieron a la COMIBOL, minas que a través del proceso de capitalización y con el actual código minero (Ley 1777) como remate, ley impuesta también como medida económica del MNR, entregó las minas de Colquiri, Porco y Bolívar a la COMSUR, compañía de propiedad de Gonzalo Sánchez de Lozada, hoy Sinchi Wayra, a través de contratos lesivos a los intereses del Estado, además de inconstitucionales porque dichos contratos nunca pasaron por la instancia del Congreso para su aprobación.

La Tesis de Pulacayo documento base de la clase minera e instrumento ideológico para la lucha obrera en el país, señala: “La lucha de clases es, en último término la lucha por la apropiación de la plusvalía. Los proletarios que venden su fuerza de trabajo luchan en hacerlo en mejores condiciones y los dueños de los medios de producción (capitalistas) luchan por seguir usurpando el producto del trabajo no pagado, ambos persiguen objetivos contrarios, resultando estos intereses irreconciliables”. Sin embargo, más de medio siglo después de redactado este documento, el criterio de algunos dirigentes cambio, hoy parte de la clase sindical minera defiende a raja tabla la propiedad privada y a sus patrones; debido que, hoy ambos persiguen los mismos objetivos.

La misma Tesis de Pulacayo nos dice: “Todo intento de colaboración con nuestros verdugos, todo intento de concesión al enemigo en nuestra lucha, es nada menos que una entrega de los trabajadores a la burguesía. La colaboración de clases quiere decir renunciamiento de nuestros objetivos”. ¿Cómo entendemos entonces el accionar de estos dirigentes?.

Durante años, en mi labor periodística, cuando cumplía las funciones de cobertura de fuentes, evidencie las diferencias entre los sindicatos de trabajadores mineros estatales y privados; diferencias ideológicas que llevaron a la FSTMB -que en otrora marcaba la línea sindical de la clase trabajadora del país- a un completo anonimato sumergido en el silencio y divido por la pugna ideológica.

Desde niños, en diferentes oportunidades, era normal escuchar en boca de los dirigentes que: “Para los trabajadores mineros lucha de clases quiere decir, sobre todo, lucha contra los grandes mineros; es decir, contra un sector del imperialismo yanqui que nos oprime. La liberación de los explotados está subordinada a la lucha contra el capitalismo internacional”, con gran decepción hoy veo que esto cambió.

Atrás quedaron las consignas referidas a “La ocupación de las minas”. Nuestra indignación se extrema, al identificar tremendas contradicciones históricas en los dirigentes mineros de la transnacional Glencore AG, con su subsidiaria Sinchi Wayra que opera en el país; en agosto de 2009, éstos mismos dirigentes en un claro afán sectorial, exigían al gobierno la nacionalización de sus minas (http://www.lostiempos.com/diario/actualidad/economia/20090815/mineros-de-sinchi-wayra-piden-nacionalizacion_30388_49185.html); sin embargo, y casi dos años después evidenciamos que su discurso tuvo un giro de 180 grados, me pregunto, ¿a qué se deberá esto?.

Hoy vemos que ésta posibilidad de poder resucitar a la minería estatal, está sepultada y de lo que si estoy seguro es que el tren de la historia a través de sus operadores, no permitirán que esta oportunidad retorne.

Es periodista