lunes, marzo 19

DOMITILA, SE VA LA VIDA

DOMITILA, SE VA LA VIDA
Por: Alfredo J. Zaconeta Torrico
La historia de Domitila Barrios y su trayectoria se desarrollan en la más dura y cruenta segunda mitad del siglo XX, época plagada de injusticias por gobiernos de facto y gobiernos “democráticos” que veían en el proletariado minero una constante amenaza a sus intereses.

Esposa de trabajador minero, madre de siete hijos, luchadora consecuente. Sus años de lucha y la autenticidad de su compromiso le valieron el reconocimiento de diferentes generaciones de dirigentes mineros, y organismos nacionales e internacionales.

La escuela donde se forjo Domitila es la misma vida del pueblo, en su cotidiano que hacer, como ama de casa, como madre y compañera en las minas. Doña Domitila desde muy temprana edad entiende que el trabajador minero no es el único explotado, ya que como efecto indolente del sistema, lo son también las esposas e hijos, hecho que marca su decisión de luchar junto con sus compañeras de clase.

Conversar dos veces con ella me bastaron para comprender que con el socialismo no se resuelven todos los problemas, más al contrario, ella comprendía que el socialismo en Bolivia, como en cualquier parte del mundo, será el mecanismo que creará las condiciones para superar las diferencias sociales y económicas, logrando así nuestra liberación nacional.

Con su lucidez imparcial Domitila siempre dejó claro que sus acciones y la de los dirigentes contemporáneos a su lucha, no siempre fueron acertados, pero ella siempre quiso que estas experiencias fueran documentadas a objeto de que las actuales y futuras generaciones de dirigentes recojan estas y en el caso de los errores no se los repita y se tomen mejores decisiones.

Muchos escucharon de Domitila Barrios de Chungara por la lucha que emprendió contra la dictadura de Banzer a finales de 1977, cuando junto a cuatro de sus compañeras: Nelly de Paniagua, Luzmila Rojas de Pimentel, Angélica de Flores y Aurora de Lora, sus hijos y los religiosos Luis Espinal y Xavier Albo, sostuvieron la extrema medida de la huelga de hambre por el lapso de 21 días, hecho que  quebraría al gobierno militar, abriéndonos una puerta hacia la democracia.

Sin embargo, la lucha de Domitila empezó dos décadas antes, en su infancia, contra la discriminación por su humilde condición de huérfana de madre. En su lucha contra los sueldos de miseria que otorgaba la fallada COMIBOL, a la cual combatía con la venta de salteñas para ayudar a la economía del hogar.

Su lucha contra el machismo minero. Para esto testimoniamos con un fragmento de su biografía retratado por Moema Viezzer en su libro “Si me permiten hablar” que señala: “Aquellos compañeros que pegaron a sus esposas deben ser agentes del gobierno. Solo así se justifica que ellos estén en contra de que sus compañeras hayan pedido lo que en justicia nos corresponde”. Este fragmento referido a la movilización protagonizada por las amas de casa de Siglo XX en 1973, en demanda de un aumento de cupo en la pulpería. Domitila junto a este comité busco romper ese mito de que: “la mujer estaba hecha para la casa”, por el contrario, Domi y las mujeres mineras lograron el reconocimiento de sus compañeros como “armas de casa”

Su lucha fue consecuente y así se evidenció nuevamente en la dictadura de René Barrientos autor de la “Masacre de San Juan” en 1967, cuando fue víctima de torturas por defender sus principios y la dignidad de sus compañeros.

 Así son muchas las pruebas que se pueden dar de esta gran mujer, de firmeza en el discurso y la acción, que tuvo la oportunidad de participar en 1975 en la tribuna del año internacional de la mujer organizado por la ONU en México, representando a las mujeres bolivianas.

Doña Domi nunca busco constituir una feminismo lastimero, por el contrario busco superar esas taras de nuestra sociedad. Esto lo deja establecido en el testimonio brindado a Víctor Montoya, cuando señala: “…en una sociedad dividida en clases, hay una diferencia, no sólo entre la burguesía y el proletariado, sino entre las mismas mujeres: entre una mujer académica y una doncella, la esposa de un millonario y la esposa de un minero, una mujer que lo tiene todo y otra que no tiene nada.”

Domitila no se ha ido, ella sigue presente en cada uno de nosotros, en cada lucha que se emprenda contra las injusticias, Domitila vive en las reivindicaciones que perseguimos, en el discurso de quienes buscan mejores días para los bolivianos y no en el discurso de oportunistas que hoy se llenan la boca con falsos sentimientos de políticos de la derecha; después de todo la lucha de esta gran mujer fue contra ellos.

El deceso de Domi, nos ratifica que los años no pasan en vano y que los reconocimientos deben hacerse en vida. Aun existen aquellos legendarios dirigentes, como Simón Reyes, Oscar Salas, Edgar Ramirez, Jorge Zaral, Víctor López, Juan Hoyos, Guillermo Dalence, José Pimentel, que en nuestro criterio merecen un justo reconocimiento, así como las 4 compañeras de Domitila, que estuvieron junto a ella en el piquete de huelga de hambre.

Alfredo J. Zaconeta Torrico
es periodista