lunes, febrero 21

LAS RECETAS DEL NORTE

LAS RECETAS DEL NORTE
Por: Alfredo J. Zaconeta Torrico
A lo largo de nuestra historia, en sus diferentes etapas que hacen al siglo pasado, se pudo evidenciar de la injerencia del país del norte EUA (Estados Unidos de América). Rápidamente se me vienen a la memoria el Plan Bohan de 1942, aplicado por Enrique Peñaranda y apropiado, mas tarde, por el MNR con su desarrollismo y sustitución de importaciones, el cual terminó en una producción agropecuaria e industrial en el Oriente que hasta ahora no es competitiva y es sostenida para su sobrevivencia por el Estado.

Recordemos también el Plan Eder, bajo el gobierno de Hernán Siles Suazo (1956-1960), que finiquitó con la inflación del 900% de Paz Estensoro, periodo que sin la ayuda de los Estados Unidos el Estado boliviano moría: logrando así una Bolivia dependiente. Luego el Barrientismo favoreciendo la explotación mera y simple del petróleo con la Gulf y de la minería con el Plan Triangular apoyado por el BID y el gobierno alemán, sin resultados. Tampoco funcionó el Plan Andino de Metal Mecánica de la época de Banzer, la que endeudó al país con un ilusorio crecimiento empresarial posible con subvenciones y créditos estatales de todo orden. Finalmente el más reciente: el DS. 21060 (Nueva Política Económica), diseñado por Jeffrey Sachs economista norteamericano, al cual podemos resumir en cierre de las minas, despido masivo de trabajadores y la apertura de las dos puertas al libre mercado.

Todos estos planes arriba mencionados obedecieron a un par de consignas,-según los neoliberales-  la primera: Bolivia no es un país industrial y la segunda: la administración estatal era ineficiente.

Lo cierto es que éstos apuntalaban a objetivos a corto y mediano plazo, pensados en el país del norte, destinados de forma encubierta a asegurar sus intereses en nuestro país, intereses que fueron operados por aquellos políticos alienados, que con humildad ante los yankees y arrogancia ante los bolivianos, no midieron ninguna de sus acciones y efectos de las políticas y planes de “desarrollo” que descalabraron el aparato estatal ocasionando hambre y sufrimiento a los bolivianos.

Esta introducción se debe a una noticia que con enorme sorpresa leímos el pasado fin de semana en la edición sabatina del matutino La Razón, que llamo nuestra atención, llevaba por título “FMI: Se deben subir impuestos a mineras-El Fondo dice que los impuestos que pagan las firmas ‘son muy bajos’” (http://www.la-razon.com/version.php?ArticleId=125395&EditionId=2437)

Las partes más resaltantes de esta noticia señalan: “El Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo ayer que Latinoamérica necesita gravar “adecuadamente” la explotación de recursos naturales, ya que los impuestos que pagan las firmas con concesiones privadas son “muy bajos” en “muchos países”.”(…)”“Hay una serie de países que son bastante fuertes en minería y que no están obteniendo las rentas adecuadas del sector privado”, señaló Eyzaguirre, quien calificó como un “problema pendiente” la aplicación de impuestos “adecuados””(…)”Explicó que esos ingresos extra darían a los países latinoamericanos un “atractivo dividendo fiscal” que podría utilizarse en infraestructura o educación".; además que el señor Nicolás Eyzaguirre remata su declaración indicando que: “Insistió en que esas inversiones permitirían asegurar el crecimiento futuro y ayudar a la región a aprovechar la oportunidad que perdió en otros momentos históricos.”(…)”Pero la región no hizo mucho con esas rentas, más allá de malgastarlas”.

Este economista chileno, radicado hoy en Estados Unidos, con postgrado en Harvard ex ministro de Estado del presidente Ricardo Lagos y actual director del Departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), al parecer desconoce la realidad de su país, nuestro vecino. Recordemos entonces que Bolivia país eminentemente minero desde sus orígenes, tiño las páginas de su historia con injusticias, saqueos, masacres y otros desastres, a causa de su riqueza minera y gracias a las recetas enviadas desde EUA, autores de la miseria en la que se vio sumida nuestra población.
Nos parece un descaro hablar ahora de incrementar los impuestos por la explotación minera y que algunos  medios de comunicación amplifiquen además la “novedad noticiosa”; cuando los mineros bolivianos plantearon esta medida desde hace décadas atrás, desde el momento que la bonanza minera hizo posible la fortuna del hombre más rico que se dio en Bolivia, como fue Simón Patiño entre otros.
Además, tras la mal llamada “relocalización” (en realidad una masacre blanca a la clase minera producto del DS 21060), una vez derrotada la defensa de la minería nacionalizada: los mineros; el desmantelamiento de la minería nacional fue sencilla, todo esto rematado en 1997 con el Código Minero de Gonzalo Sánchez de Lozada hecho a su medida, con la finalidad entreguista de nuestros recursos, con impuestos ajustados a la medida de toda empresa privada que quería recuperar sus “inversiones” con facilidad, firmando contratos lesivos al patrimonio del Estado; entonces ¿quién no quería ser minero en Bolivia?.
Muchos bolivianos venimos reclamando desde hace tiempo atrás ¡¡basta de regalar las materias primas del país ante las grandes transnacionales!! sin tener repuesta, ni repercusión alguna; sin embargo, como hoy lo dice el FMI, es noticia y palabra sagrada.

La modificación impositiva minera en nuestro país, debe ser una realidad, no porque sea una receta más dirigida desde el norte; sino, porque es una demanda justa de los bolivianos para los mismos bolivianos. Lo primero por hacer es derogar la Ley de Minería de 1997 aprobada por Goni y reemplazarla por un verdadero Código Minero, acorde con la realidad del sector, las cotizaciones internacionales de minerales, los niveles de producción y exportación que arroja la minería, sin realizar discriminación a ningún sector minero, todas deben tributar, seas estas mineras estatales, privadas, chicas o cooperativas.

Debo de manera insistente manifestar otra vez mis dudas acerca de la intención del FMI con esta propuesta. Recordemos que EUA sigue atravesando por una crisis económica, y claro está, ello afecta a sus inversiones en el mundo; sus temores, a mi modesto entender, se traducen en estas sugerencias ante la sospecha de que las industria asiática sigan expandiéndose desplazando a la norteamericana, ¿o es qué acaso desconocemos que la empresa minera más grande en Bolivia es japonesa en otrora americana?. 

Sergio Almaraz en su libro “Réquiem para una República”, nos dejó un mensaje que hoy lo traigo a colación “Los problemas de los bolivianos, deben ser resueltos en Bolivia y por bolivianos”, y no por recetas ajenas que nos envían desde el norte, como las que ahora hace el FMI, recetas que nada bueno trajeron para los bolivianos y ninguno de los “países en vías de desarrollo” como fuimos tildados por ellos mismos.

Es Periodista

jueves, febrero 3

CRISIS ALIMENTARIA

CRISIS ALIMENTARIA
Por: Alfredo J. Zaconeta Torrico

En el último mes, experimentamos una situación que genera en todos nosotros gran preocupación, situación que no sólo afecta a los países “en vías de desarrollo”, como lo señalan algunos analistas; considerando que, la CRISIS ALIMENTARIA es un problema mundial, que genera dificultad para acceder a los alimentos.

Podemos evidenciar, al acudir a los centros de abasto un aumento en los precios de los alimentos, especialmente de los básicos. Incrementos desmesurados que se suman a la especulación, el agio y contrabando, situación que se ahondo tras el frustrado “gasolinazo”.

A esta preocupación, la casi totalidad de medios de comunicación de forma direccionada y premeditada, atormentan a la ciudadanía con imágenes de largas filas, manifestaciones y mensajes de descontento, comparando el actual contexto con lo vivido en los años de la UDP (1982-1985), cuando el desabastecimiento de mercados provocados por diversos factores, incluida la sequia en el occidente (1983), derivaron en una catástrofe nacional. Me detengo entonces para formular la siguiente pregunta ¿será que estamos llegando a esto? y personalmente respondo lo dudo.

En principio, los productores y empresarios del agro señalan como causas de la crisis que hoy vivimos, a la sequia y otros fenómenos climáticos que hubiesen afectado  las cosechas. Sin embargo, éste problema observa mayores dimensiones, las sequías, heladas e inundaciones que afectan a un área aproximada de 250 mil kilómetros (la quinta parte del territorio boliviano) podrían desatar una verdadera crisis alimentaria en Bolivia en un futuro no muy lejano.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se estima que de los aproximadamente dos millones de hectáreas cultivadas en Bolivia, sólo el 11 por ciento cuenta con sistemas de riego y la mayor parte de éste porcentaje se concentra en pequeños productores expuestos a los vaivenes del clima. El último estudio del Programa Nacional de Cambio Climático en Bolivia prevé que la agricultura será afectada por el incremento de la temperatura, la variación de la precipitación pluvial y otros fenómenos climáticos extremos.

El Foro Económico Mundial de Davos (http://www.weforum.org/), evento que anualmente reúne a los más importantes políticos y empresarios de los cinco continentes, con el fin de analizar los principales problemas del mundo actual, ha terminado sus sesiones con una conclusión temerosa y dogmática: “una muy probable crisis alimentaria a escala planetaria es el mayor riesgo que se cierne sobre la estabilidad económica, política y social del mundo entero. La escasez de alimentos y la consiguiente alza de precios pueden llevar a un colapso de la economía global, desencadenar múltiples insurrecciones populares en los países más afectados y no estaría lejana la posibilidad de que incluso sea el origen de guerras internacionales”.

La FAO reconoce que a corto plazo los gobiernos, de forma muy tentadora, podrían acudir a la posibilidad de restringir las exportaciones y adoptar medidas para mantener bajos los precios de los alimentos. Asegura; sin embargo, que tales políticas a mediano y sobre todo a largo plazo pueden ser funestas. El desincentivar las inversiones que requiere el sector agrícola y desalentar a los agricultores privados –sean estos pequeños medianos o grandes—a asumir los riesgos que la actividad productiva lleva consigo, sólo ocasionarían a la larga disminuir la producción, aumentar la escasez y reforzar las tendencias alcistas de los precios.

Nuestro Presidente Evo Morales, tiempo atrás señaló que "por primera vez" está de acuerdo con organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), ambos reconocieron que los biocombustibles están provocando alzas en los precios de los alimentos y una crisis alimentaria global. Sin embargo, la apreciación de nuestro Presidente no debe quedar ahí. Como Estado se debe plantear e implementar políticas para frenar alternativas dañinas como el biocombustible, evitando así riesgos de hambre y miseria a nuestros pueblos. Empecemos por reconocer que los problemas generados por el cambio climático son resultados del sistema capitalista saqueador de los recursos naturales y explotador del ser humano, un sistema que entiende a la Tierra como una mercancía.

Ante éste panorama y futuro poco alentador, Bolivia podría ser uno de los  países que más contribuya a afrontar y resolver la crisis alimentaria mundial, dejando claro que los transgénicos no son la solución a los problemas generados por la crisis alimentaria. Para ello sugerimos considerar lo siguiente:

·         Aumentar la inversión pública en investigación y desarrollo para la agricultura ecológica y de resistencia al cambio climático.
·         Detener el financiamiento de cultivos transgénicos y prohibir patentes de semillas.
·         Quitar progresivamente los químicos más tóxicos en la agricultura
·         Eliminar los subsidios al sector empresarial agrario.
·         Potenciar EMAPA y a la producción estatal con empresas públicas agropecuarias, eliminando así el monopolio privado en la producción agrícola y alimentaria.  
·         Proteger la producción local de alimentos a través de acuerdos comerciales
·         Endurecer penas contra el agio y el contrabando
·         Potenciar el control de fronteras

Hablar de crisis alimentaria es un tema que reviste de alta seriedad,  considerando  que es la esencia de subsistencia de la humanidad. Esta crisis puede generar otros conflictos, lo cual nos obliga a enfatizar en políticas agresivas de corto, mediano y largo plazo a objeto de garantizar los alimentos para los bolivianos principalmente y la humanidad en general.

Es Periodista