viernes, enero 28

SUBVENCIONANDO LA FUTURA CRISIS

SUBVENCIONANDO LA FUTURA CRISIS
Por.: Alfredo J. Zaconeta Torrico
Comienzo esta columna, seguro de que la medida del DS 0748,  no tuvo carácter de un gasolinazo al mejor estilo neoliberal; tal como fue aplicado desde el gobierno de Víctor Paz (1985), hasta Carlos Mesa (2005), cuyos objetivos eran cerrar los permanentes déficits fiscales que provocaron sus políticas económicas.

La medida planteada por el gobierno, entendemos, buscaba cerrar la creciente brecha entre producción -estancada en los últimos cinco años- y consumo de líquidos (gasolina y diesel oíl), hecho que derivó en el incremento de la importación de estos carburantes, lo que permitió alcanzar la preocupante suma de 660 millones de dólares por año, un claro atentatorio a la economía nacional.

La subvención; sin embargo, no es un tema nuevo en nuestro país, la práctica de ésta medida se inició en 1977 en el gobierno de facto de Hugo Banzer. En su génesis buscaba beneficiar a la oligarquía terrateniente asentada en el oriente boliviano del mismo modo a los empresarios del transporte, que fueron aliados de éste y otros gobiernos de facto.

En la actualidad, si bien como lo señalo el gobierno, la subvención de carburantes beneficia a la población; pero también, siguen siendo beneficiados la empresa privada, tal el caso de los agroindustriales en el oriente, y la minería “mediana” de occidente. Ésta subvención llegó entre otros además, a mineros asentados ilegalmente en inmediaciones del Rio Orthon en Pando, quienes adquirían 15 mil litros de diesel al mes, subvención que hacía posible la explotación desmedida de oro, para su posterior contrabando hacia el Perú o Brasil por nuestras extensas fronteras.

Asumámoslo, la subvención no es una medida saludable, ni estratégica. Nuestra economía sigue desmejorada en comparación a nuestros vecinos por los estándares de vida. Por lo mismo la subvención es atentatoria; considerando que es el principal aliciente para el contrabando.

Cuando escuchamos impresiones de lo que fue la promulgación del DS 0748, encontramos criterios a favor y en contra. Algunos coincidían que la medida fue acertada, porque ponía fin con la subvención que finalmente recae en hombros de los bolivianos, además que al eliminar el contrabando se acabaría el desabastecimiento del mercado interno. Sin embargo, el grueso de la población, los que se animaron a manifestarlo en las calles y los medios, calificaban a la medida de neoliberal y atentatoria a la economía del pueblo boliviano.

Ante esta bipolaridad de opiniones, debo decir que no compartimos el criterio expresado por varios colegas que compararon al DS 0748 con el DS 21060. El primero pretendía cerrar la brecha entre producción y consumo de carburantes (gasolina y diesel oíl) y fomentar la producción de crudo. La segunda medida, por su parte, cambió el sistema económico del país, que abrió la puerta al libre mercado, la libre especulación, el despido masivo de trabajadores, acabo con la industria nacional debido a la libre importación y exportación de productos.

Debemos además, reconocer a luces que éste gobierno tuvo la valentía de lanzar una medida que terminaba con esta desmedida subvención. En anteriores gestiones de gobierno no se intento eliminar la misma y no precisamente por temor al enojo del pueblo boliviano; más bien, ningún gobierno quiso  eliminar la subvención, por no afectar a los intereses de la empresa privada, quienes hasta ahora, reiteramos, se sigue viendo favorecida por esta medida.

El gobierno cometió errores, hay que reconocerlo, el más notorio fue el no acompañar el DS 0748 con un paquete de medidas sociales, no reconocer la falta de una política hidrocarburifera clara, lo que se constituye en un problema estructural. No reconocer que la disminución en la producción de petróleo es cada vez más drástica, no hacer pública la disminución de las reservas que creemos se conocía el 2006 (engaño de las transnacionales).

De lo sucedido, el gobierno deberá aprender –con el ánimo de seguir avanzando- y elaborar una nueva política hidrocarburifera, con mayores inversiones en exploración, perforación, desarrollo de campos y especialmente para producir líquidos, acelerar la conversión de automotores a Gas Natural vehicular, revisar la distribución del IDH para eliminar los privilegios. YPFB deberá asumir el control total de la comercialización de hidrocarburos, incluso en la venta de carburantes en surtidores. Ejercer un mayor control fronterizo para la lucha contra el contrabando. Todas  estas medidas deberán tener como objetivos el fortalecimiento de la economía nacional y aliviar la penuria económica de los sectores populares aun desfavorecidos. Y nosotros reconocer que la subvención a futuro será la causa de una profunda crisis.

Es periodista.

Del Watergate al Wikileaks

Del Watergate al Wikileaks
Por: Alfredo J. Zaconeta Torrico
Cuando transcurría el mes de agosto de 1974, Richard Nixon presidente de los EE.UU de Norte América quedo al descubierto cuando una serie de investigaciones sacaron a luz una cadena de actitudes (espionaje) que reñían con las sanas prácticas de hacer política.

Estas actitudes derivaron en la renuncia de Nixon, al cargo de presidente de los EE.UU. Este escándalo se trató del sonado caso Watergate, en el cual se vio envuelto el Estado Mayor del equipo reeleccionista del presidente Nixon. Entre las indelicadezas realizadas por los empleados del presidente y conocidas tanto por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), así como por la Oficina Federal de Investigación (FBI), se encontraban las grabaciones sostenidas realizadas a la sede del Comité Demócrata Nacional en el complejo de oficinas Watergate, con el propósito de conocer las estrategias e iniciativas que el entonces partido de oposición asumiría de cara a las elecciones, que obviamente ganaría de manera arrolladora el presidente Nixon. Meses luego del triunfo republicano y por las declaraciones de actores de primera línea en la trama contra los demócratas, el Gran Jurado Federal de los Estados Unidos consideró que Nixon era cómplice de todo lo que había sucedido, obligándose éste a presentar su irrevocable renuncia.

Ahora, la historia se repite, aunque con diferentes matices y actores. Las revelaciones realizadas por Wikileaks, no hacen otra cosa que no sea develar intrigas, maquinaciones y porque no planes frustrados del sistema diplomático “más poderoso y organizado” del mundo.

La difusión de los documentos diplomáticos -algunos calificados como "Top Secret" y otros como "No para compartirse con otros países"-,  exhibe a una política exterior estadunidense dedicada al espionaje y robo de información personal de líderes extranjeros, así como la caracterización peyorativa o burlona que hace a diferentes líderes del mundo.

De confirmarse pues, la veracidad de los hallazgos de este sitio web, la administración Obama se coloca en las mismas condiciones éticas y de cuestionamientos que matizaron el caso Watergate con relación a la administración Nixon.

Para Bolivia, las publicaciones difundidas por Wikileaks no causaron mayor revuelo, esto en versión de nuestro Presidente Evo Morales, que ya desmintió varios de ellos, en lo que hace particularmente la relación con la Argentina y su presidenta Cristina Fernandez de Kirchner; sin embargo, en mi modesto criterio las revelaciones del portal en cuestión no pasaron tan desapercibidas en las altas esferas de poder, no por nada la Vicepresidencia del Estado Plurinacional habilitó un link (http://wikileaks.vicepresidencia.gob.bo), para poder conocer esta documentación. 

Intencionado o no -en lo que hace a las revelaciones del Wikileaks-, lo cierto es que la presencia visible o invisible de los EE.UU. y su interés en temas de Estado en todo el mundo, es real; tan real como la intención de desestabilizar a los gobiernos de izquierda en Sudamérica.

Sin embargo por todo lo mencionado, tampoco se puede desestimar que esto obedezca a una estrategia de la CIA, trabajado realizado bajo el precepto de Joseph Goebbels (jefe de propaganda de la Alemania Nazi)  que señalaba: " Miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá.

Es periodista