LAS RECETAS DEL NORTE
Por: Alfredo J. Zaconeta Torrico
A lo largo de nuestra historia, en sus diferentes etapas que hacen al siglo pasado, se pudo evidenciar de la injerencia del país del norte EUA (Estados Unidos de América). Rápidamente se me vienen a la memoria el Plan Bohan de 1942, aplicado por Enrique Peñaranda y apropiado, mas tarde, por el MNR con su desarrollismo y sustitución de importaciones, el cual terminó en una producción agropecuaria e industrial en el Oriente que hasta ahora no es competitiva y es sostenida para su sobrevivencia por el Estado.
Recordemos también el Plan Eder, bajo el gobierno de Hernán Siles Suazo (1956-1960), que finiquitó con la inflación del 900% de Paz Estensoro, periodo que sin la ayuda de los Estados Unidos el Estado boliviano moría: logrando así una Bolivia dependiente. Luego el Barrientismo favoreciendo la explotación mera y simple del petróleo con la Gulf y de la minería con el Plan Triangular apoyado por el BID y el gobierno alemán, sin resultados. Tampoco funcionó el Plan Andino de Metal Mecánica de la época de Banzer, la que endeudó al país con un ilusorio crecimiento empresarial posible con subvenciones y créditos estatales de todo orden. Finalmente el más reciente: el DS. 21060 (Nueva Política Económica), diseñado por Jeffrey Sachs economista norteamericano, al cual podemos resumir en cierre de las minas, despido masivo de trabajadores y la apertura de las dos puertas al libre mercado.
Todos estos planes arriba mencionados obedecieron a un par de consignas,-según los neoliberales- la primera: Bolivia no es un país industrial y la segunda: la administración estatal era ineficiente.
Lo cierto es que éstos apuntalaban a objetivos a corto y mediano plazo, pensados en el país del norte, destinados de forma encubierta a asegurar sus intereses en nuestro país, intereses que fueron operados por aquellos políticos alienados, que con humildad ante los yankees y arrogancia ante los bolivianos, no midieron ninguna de sus acciones y efectos de las políticas y planes de “desarrollo” que descalabraron el aparato estatal ocasionando hambre y sufrimiento a los bolivianos.
Esta introducción se debe a una noticia que con enorme sorpresa leímos el pasado fin de semana en la edición sabatina del matutino La Razón, que llamo nuestra atención, llevaba por título “FMI: Se deben subir impuestos a mineras-El Fondo dice que los impuestos que pagan las firmas ‘son muy bajos’” (http://www.la-razon.com/version.php?ArticleId=125395&EditionId=2437)
Las partes más resaltantes de esta noticia señalan: “El Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo ayer que Latinoamérica necesita gravar “adecuadamente” la explotación de recursos naturales, ya que los impuestos que pagan las firmas con concesiones privadas son “muy bajos” en “muchos países”.”(…)”“Hay una serie de países que son bastante fuertes en minería y que no están obteniendo las rentas adecuadas del sector privado”, señaló Eyzaguirre, quien calificó como un “problema pendiente” la aplicación de impuestos “adecuados””(…)”Explicó que esos ingresos extra darían a los países latinoamericanos un “atractivo dividendo fiscal” que podría utilizarse en infraestructura o educación".; además que el señor Nicolás Eyzaguirre remata su declaración indicando que: “Insistió en que esas inversiones permitirían asegurar el crecimiento futuro y ayudar a la región a aprovechar la oportunidad que perdió en otros momentos históricos.”(…)”Pero la región no hizo mucho con esas rentas, más allá de malgastarlas”.
Este economista chileno, radicado hoy en Estados Unidos, con postgrado en Harvard ex ministro de Estado del presidente Ricardo Lagos y actual director del Departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), al parecer desconoce la realidad de su país, nuestro vecino. Recordemos entonces que Bolivia país eminentemente minero desde sus orígenes, tiño las páginas de su historia con injusticias, saqueos, masacres y otros desastres, a causa de su riqueza minera y gracias a las recetas enviadas desde EUA, autores de la miseria en la que se vio sumida nuestra población.
Nos parece un descaro hablar ahora de incrementar los impuestos por la explotación minera y que algunos medios de comunicación amplifiquen además la “novedad noticiosa”; cuando los mineros bolivianos plantearon esta medida desde hace décadas atrás, desde el momento que la bonanza minera hizo posible la fortuna del hombre más rico que se dio en Bolivia, como fue Simón Patiño entre otros.
Además, tras la mal llamada “relocalización” (en realidad una masacre blanca a la clase minera producto del DS 21060), una vez derrotada la defensa de la minería nacionalizada: los mineros; el desmantelamiento de la minería nacional fue sencilla, todo esto rematado en 1997 con el Código Minero de Gonzalo Sánchez de Lozada hecho a su medida, con la finalidad entreguista de nuestros recursos, con impuestos ajustados a la medida de toda empresa privada que quería recuperar sus “inversiones” con facilidad, firmando contratos lesivos al patrimonio del Estado; entonces ¿quién no quería ser minero en Bolivia?.
Muchos bolivianos venimos reclamando desde hace tiempo atrás ¡¡basta de regalar las materias primas del país ante las grandes transnacionales!! sin tener repuesta, ni repercusión alguna; sin embargo, como hoy lo dice el FMI, es noticia y palabra sagrada.
La modificación impositiva minera en nuestro país, debe ser una realidad, no porque sea una receta más dirigida desde el norte; sino, porque es una demanda justa de los bolivianos para los mismos bolivianos. Lo primero por hacer es derogar la Ley de Minería de 1997 aprobada por Goni y reemplazarla por un verdadero Código Minero, acorde con la realidad del sector, las cotizaciones internacionales de minerales, los niveles de producción y exportación que arroja la minería, sin realizar discriminación a ningún sector minero, todas deben tributar, seas estas mineras estatales, privadas, chicas o cooperativas.
Debo de manera insistente manifestar otra vez mis dudas acerca de la intención del FMI con esta propuesta. Recordemos que EUA sigue atravesando por una crisis económica, y claro está, ello afecta a sus inversiones en el mundo; sus temores, a mi modesto entender, se traducen en estas sugerencias ante la sospecha de que las industria asiática sigan expandiéndose desplazando a la norteamericana, ¿o es qué acaso desconocemos que la empresa minera más grande en Bolivia es japonesa en otrora americana?.
Sergio Almaraz en su libro “Réquiem para una República”, nos dejó un mensaje que hoy lo traigo a colación “Los problemas de los bolivianos, deben ser resueltos en Bolivia y por bolivianos”, y no por recetas ajenas que nos envían desde el norte, como las que ahora hace el FMI, recetas que nada bueno trajeron para los bolivianos y ninguno de los “países en vías de desarrollo” como fuimos tildados por ellos mismos.
Es Periodista
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